El teatro universitario se transformó en lo que se denominaría teatro independiente. En el contexto de la activación de las protestas contra el régimen, este teatro se consolidó como contestación al teatro comercial.
En esta orientación fueron pioneros los miembros del grupo catalán Els Joglars, encabezado por Albert Boadella, creadores de un teatro del silencio, que potencia la expresión corporal.
En Barcelona destacan también Els Comediants, encabezados por Joan Font, toman como base la fiesta tradicional catalana e incorporan como elementos escénicos zancos, dragones, estandartes, fuegos de artificio y música.
En Madrid, fue importante el TEM (Teatro Estudio de Madrid) que introdujo en España el método Stanislavski. Este grupo evolucionó hacia el TEI (Teatro Experimental Independiente). Además, deben citarse Los Goliardos y Tábano.
En el resto de España cabe mencionar a Tabanque y La Cuadra (en Sevilla) y el Teatro de Cámara de Zaragoza.
Hacia finales de los años setenta se impuso el teatro de calle, en el que disminuyen los elementos verbales en beneficio de los paraverbales (gestos, música, ruidos ... ) y proponía la itinerancia como modelo de representación con la consiguiente modificación de los códigos escenográficos y espaciales. Este tipo de teatro fue evolucionando hasta dar paso a grandiosas creaciones de grupos como La Fura dels Baus que ponían en entredicho la validez de un modelo con vocación popular pero que requería montajes muy aparatosos y de grandes presupuestos.
A partir de 1982, se produjo la progresiva desaparición de este tipo de teatro. El poder público subvencionó a grupos de trabajo estables y los grupos independientes buscaron mayor formación, comenzaron a cuidar su producción hasta el detalle.