Con el final de la dictadura y la instauración del régimen democrático se inicia una nueva etapa. El nuevo clima de libertad y la desaparición de censura permitieron el estreno de obras teatrales cuya representación había sido prohibida hasta ese momento. Así en los años de la transición se estrenaron tanto obras de autores de preguerra (Valle-Inclán), como de dramaturgos del exilio (Max Aub) o de autores realistas (Martín Recuerda) y del llamado teatro vanguardista o experimental (Francisco Nieva).
El nuevo régimen democrático desarrolló una política de apoyo al teatro que se materializó en la creación de instituciones como el Centro Dramático Nacional en 1978, el Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas, 1984, o la Compañía Nacional de Teatro Clásico, 1986.
El apoyo institucional al teatro se ha producido también desde las administraciones autonómicas y desde las diputaciones y los ayuntamientos. En este sentido hay que destacar la recuperación de antiguos teatros llevaba a cabo por distintos ayuntamientos y la celebración de festivales de teatro en distintas localidades españolas, entre los que destaca el Festival de Teatro Clásico de Mérida y el de Almagro.
Al margen del teatro público y del teatro comercial, han aparecido en distintas ciudades españolas SALAS ALTERNATIVAS (La cuarta pared), pequeños teatros que llevan a un público minoritario, al estilo del espíritu off-off norteamericano, las creaciones de grupos independientes y de jóvenes autores contemporáneos.
Se ha dado a conocer una nueva generación
de autores dramáticos, entre los que destacan José Sanchis Sinisterra (1940), José Luis
Alonso de Santos (1942) o Juan Mayorga (1965).
Características generales:
1) Vuelta al teatro de autor y revalorización del texto teatral sin renunciar a sus raíces
independientes.
2) Renuncia a la finalidad política del teatro. Se observa su desencanto ante la idea de que el teatro pueda
convertirse en un instrumento de transformación social.
3) Tratamiento de temas cotidianos, problemas de la gente corriente, especialmente de los
jóvenes que viven en las ciudades: las drogas, pero sin el matiz de libertad; la
permisividad sexual fruto de la relajación de costumbres y la desestructuración del modelo
tradicional de familia.
4) Utilización de unos diálogos cortos y una rápida sucesión de escenas que producen un
ritmo y dinamismo cercano al cinematográfico o incluso al videoclip.
5) Aparecen personajes con los que el espectador puede identificarse y que se expresan en
un lenguaje coloquial, que a veces incorpora usos propios de las jergas juveniles o
marginales.
6) Incorporación de lo onírico, lo subconsciente y lo irracional.
7) Humor, la ironía e incluso el sarcasmo, tanto en el lenguaje como en las situaciones, son
utilizados para suavizar los aspectos más amargos de la realidad o como evasión de lo
trascendental.
Microteatro. Se trata de representaciones de corta duración (unos quince minutos) que se realizan en espacios reducidos (una cafetería, una librería o una habitación).
Flash-mobs. Son espectáculos callejeros breves, protagonizados por un gran número de personas y organizados a través de las redes sociales.